miércoles, 30 de septiembre de 2009

Para ser un buen cirujano hay que pensar como un cirujano. Las emociones perturban, hay que tragárselas y entrar en una sala estéril, donde el procedimiento es muy simple: cortar, suturar y cerrar. A veces te enfrentás a una herida que no cicatriza. Una herida a la que se le saltan los puntos.(Y es que a veces se necesita a alguien que te saque la venda. Sin anestesia.)