viernes, 13 de marzo de 2009

Puede pasar de todo, ¿verdad? Cualquier cosa. Puedes amar tanto a una persona que tan solo el miedo a perderla haga que lo jodas todo y acabes perdiéndola. Puedes despertarte al lado de alguien a quien hace unas horas ni siquiera habías imaginado conocer y mírate ahora. Es como si alguien te regalara uno de esos puzzles con piezas de un cuadro de Madrid, de la foto de unos ponys o de las cataratas del Niágara; y se supone que ha de encajar, pero no.