domingo, 15 de febrero de 2009

No puedo darte soluciones a todos tus problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarla junto a tí. No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites, estaré allí. No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas. Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos. Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte a estimularte y ayudarte si me lo pides. No puedo impedir que te alejes de mí. Pero sí puedo desearte lo mejor y esperar que vuelvas. No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer. No puedo evitar tus sufrimientos cuando algunas pena te parte el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlos de nuevo. No puedo decirte quíen eres ni quién deberías ser. ¡Pero voy a estar cuando me necesites!