jueves, 15 de enero de 2009

No te voy a pedir perdón, porque no es lo que acostumbro a hacer y porque no me arrepiento absolutamente en nada por lo que te dije. Por el contrario, hoy me sentí mas vivo que nunca al decir tantas cosas que hace tiempo debería haberte hecho saber.
Si nunca hablé, es porque siempre intenté ser correcto y, de algún modo, "ubicado". Yo sé muchas cosas, pero nunca aprendí a mentir (o por lo menos no con tanta naturalidad como vos lo hiciste y probablemente sigas haciendolo), asi que opté por callarme la boca y seguir viendo como las cosas pasaban.
Hoy fue diferente, me sentí mal después de que me escuchaste decirte tantas cosas, pero creo que el algún punto eso quizás te haga recapacitar o no sé, por lo menos, pensar sobre lo de hoy. No quiero que te vayas mal, porque yo sé que te quiero. Sólo que...no es lo mismo. Nunca fue lo mismo. Y lo sabés. Y conocés bien la razón y los motivos (eso espero). Es incómodo no tenerte confianza, como pasa en la mayoría de los casos, pero es una realidad y ahora no se puede hacer nada. Vos sos grande, y yo también y ya se perdió eso, lo fundamental (si es que alguna vez, existió). Me dá mucha pena pero tu reacción de hoy me dió a entender que ya no se puede cambiar esta situación, que esto probablemente sea así hasta el fin de nuestros días y que habrá que seguir aguantándolo.

Es bastante jodido, sabés? No sé que pensarás vos, sé que no te hizo bien que te haya gritado y que te haya dicho tantas cosas así, tan "crudamente".

Lo único que sé es que no somos normales, y que no lo vamos a ser por mas gritos y palabras hirientes que puedas decir vos o que pueda "escupir" de vez en cuando yo.

Lástima que no puedas leer esto, me es más fácil decirlo acá que contarte todo esto en la cara.